lunes, 12 de julio de 2010

Un poco de Thomas Alva Edison


Es sorprendente como la historia la puedes revivir y complementar en los objetos que se preservan en esos lugares que para algunos son sitios fríos o sombríos, llamados museos; pienso que más que cuestión de gusto debería ser una normativa que siempre que salgamos de paseo, no dejemos de visitar esos rinconcitos donde muchos hombres y mujeres se han esforzado por preservar mediante objetos y recreaciones, nuestro pasado.
Existe un sitio llamado Glenmont, en West Orange, New Jersey, donde se encuentra el Parque Nacional Histórico de Edison (Edison National Historic Site), allí podrás recordar aquella clase de historia donde nos hablaban de ese Thomas Edison que perfecciono la bombilla y que no son ni uno ni dos, que interpretaron que la creó, pero tal vez como este invento es de uso diario y tan necesario, quien puede olvidar a Edison.
En este parque podremos encontrar el Laboratorio de este hombre el cual ocupa unos 85,000 m2, y donde podrás ver la mayor parte de sus inventos, su oficina en donde tenia una camita para aquellas interminables noches y días de creatividad, el fonógrafo, el Kinestoscopio, el fluoroscopio y no sigo, pues se habla de que a la hora de su muerte había patentizado más de mil inventos, se calcula un invento cada quince días.
Recorriendo los pasillos te asombras de como era de estricto en su trabajo, sus empleados tenían ya para esa época que ponchar horarios sobre de todo de entrada, pues algunos como él, no se retiraban de las instalaciones hasta no terminar el trabajo que hacian, se denominaban el escuadron del insomnio, de hecho Edison decía: “Mi éxito se debe a que jamás tengo un reloj en mi taller”.
Luego de andar por todas las instalaciones del gran laboratorio, nos fuimos a picar algo, pues todavía faltaba ir a la casa, aquella que le dio Edison a su segunda esposa como regalo de bodas; la cual está ubicada en una propiedad de 55,000 m2. Al llegar con nuevas energias, pudimos deleitarnos de unos hermosos árboles de pino que forman parte de la hermosa vegetación que es parte del lugar; en la entrada a la casa nos espera un guía, que bien se parece a un policía de películas, de esos que presentan entrando a los Dunkin Donuts, pero quien magistralmente nos contaba en su idioma (English), toda la historia de las diversas áreas de la casa.
El interior de esta mansión denota la buena condición económica de su poseedor, pues los cortinajes, alfombras naturales de Tigres y Oso y los mobiliarios de la misma, no dejan lugar a la duda.
Cada espacio, habitación o rincón de la casa, nos deja ver una familia que a pesar de ser parte de la vida de un hombre tan creativo y ambicioso en sus objetivos, también tenían muy en alto el disfrute de las comodidades del hogar y la representación e imagen de quienes la habitaban.
Luego del un recorrido por el segundo nivel, regresamos al primer nivel y el guía nos lleva a un salón donde se escucha música desde uno de los instrumentos que a partir del Fonógrafo, dieron lugar a los luego modernos tocadiscos, pareciendo darle vida a ese espacio; y ya en el final de este salón, una puerta que da al patio lateral, donde se aprecia una pintura que se cuenta es de Penélope (La de la Fiel Espera), al fondo una arboleda, unos bancos de hierros, y la tumba sin nada de lujos, de quienes fueron Thomas Alva Edison y su esposa Mina Molinero .
Algo que me sorprendió de la historia de este hombre es que este no era un genio común, pues muy pocos le sacan provecho a sus inventos, y es que Thomas Edison no era solo un inventor, era un perfeccionador, no solo aportaba con su intelecto, sino que se hizo rodear de los mejores y no se conformó con dar lo mejor sino también recibir lo mejor, pues comercializaba sus inventos, llegando a ser uno o el mayor empresario influyente de su época.
Una de sus frases y en la que creo fielmente es:
"El genio es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración"