Mi perspectiva con la Dra.Angela Bello
Este Blog es la interpretación de las vivencias de una Mujer que escribe para todos los géneros, razas, cultura y edad...cada tema es la expresión de un momento de su vida...
domingo, 10 de junio de 2012
A partir del Pigmalión
jueves, 15 de marzo de 2012
Cuando nos toca estar en banca o ser Utility
Fue entonces cuando el Señor me permitió seguir meditando y recordé a Josué, quien fue por muchos años el mano derecha y Lugarteniente de Moises, quien lo esperó en el camino cuando éste subió al Monte Sinai a recibir los Diez Mandamientos(Ex 32:17), acompañante y encargado del cuidado del primer tabernáculo de reunión (Éxodo 33:11 ) , fue un obediente y valiente conduciendo a los israelitas a la victoria sobre Amalec en Refidim (Éxodo 17:10), formo parte del grupo de espías enviados para reconocer la tierra de Canaán y ayudó al lider Moises, siendo optimista y mostrando su confianza en Dios, para así tratar de persuadir a un pueblo incrédulo y airado (Números 14:6).
La actitud de Josué era la que Dios buscaba, alguien que esperara el tiempo que Dios tenia preparado, no siendo conformista, pues en sus acciones mostró cuan diligente era, no fue arrogante, aunque gozaba de aceptación y fama en su pueblo, más bien era un siervo útil.
Si has sentido que tienes mucho en banca, que estas preparado y te toman poco en cuenta, sigue haciendo tu labor, de seguro brillaras desde la Banca y conviértete en un buen Utility, para cuando te corresponda Liderar.
viernes, 16 de diciembre de 2011
Falta de motivación y satisfacción en los Médicos
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* Por el Dr. José M. Ceriani Cernadas La medicina ha tenido notables avances, en especial desde mediados del siglo XX, cuando aceleradamente comenzaron a observarse progresos científicos impensados hasta entonces. Sin embargo, “no todo fueron rosas”, ya que el progreso produjo marcados cambios en el ejercicio de la medicina que trajeron aparejadas consecuencias no deseadas ni auspiciosas, tanto para los pacientes como para los médicos. Por diversas razones, se fueron dejando de lado varios de los valores y paradigmas esenciales de la actividad médica, aspecto, que a mi juicio, influyó sensiblemente en el incremento progresivo de la insatisfacción de los médicos en su práctica. Es notorio, que en años recientes han disminuido la motivación y la satisfacción de ejercer la profesión médica. Aquellos ideales y la fuerte vocación de los comienzos de la carrera van mermando sensiblemente y hay indicios que este proceso se observa en proporción creciente. Lo notable es que esa insatisfacción también ha crecido en los pacientes, al menos en aquellos países, como el nuestro, con modelos de atención médica no socializada, pero sí gerenciada, ya sea por los sistemas de medicina prepaga con fines de lucro o las obras sociales gremiales. En lo que se refiere al mantenimiento en el médico de los valores más significativos y milenarios de nuestra actividad –la ayuda, la comprensión y el consuelo a los pacientes–, las modificaciones en el ejercicio de la medicina motivaron, a mí entender, varios hechos muy perniciosos. Entre otros, destaco la pérdida progresiva de nuestra dignidad como profesionales, la profunda alteración en la relación médico-paciente, la alarmante disminución de nuestra autonomía, la persistente frustración de muchos profesionales, la progresiva mercantilización de la medicina y el desencanto de la gente con una medicina, que aunque le ofrece una tecnología deslumbrante, al mismo tiempo se deshumaniza en proporción creciente. ¿Cual es la magnitud de este problema? No disponemos de datos en la Argentina, pero en otros países, su frecuencia se ha incrementado en los últimos 20 años. Este aspecto esta reflejado en un interesante artículo(Zuger A. Dissatisfaction with medical practice. N Engl J Med; 2004) donde el autor resalta aspectos de este problema en los EE.UU., cuyo sistema gerenciado de salud es bastante similar al nuestro. Las cifras que muestra Zuger son alarmantes, veamos algunas: en 1973, menos del 15% de los médicos manifestó dudas sobre su elección de la carrera, en los noventa el 30 a 40% de los médicos no volverían a elegir la carrera y un porcentaje aun más alto no estimularía a sus hijos a que estudien Medicina, en 2001, el 58% de 2608 médicos dijo que su entusiasmo por la medicina había declinado notablemente y el 87% opinó que disminuyeron los principios morales de los médicos. Asimismo, en nuestro país, el Dr. Ricardo Ricci en un artículo titulado ¿Por qué estudiar medicina? señala: “Tengo la oportunidad de constatar que en nuestro medio, es bastante frecuente que los mismos médicos renieguen abierta y ferozmente de su vocación. En rondas de café, en pasillos de hospitales, en los mismos sanatorios, muchos colegas, a voz de cuello, abominan de sus desventuras, protestan de su elección de vida”. Cabe destacar algunas voces: “Mi hijo está loco, es una carrera larguísima, entre la facultad, la residencia y la especialidad, recién va a producir algo para él mismo a los treinta y dos años”. “Va a estudiar toda la vida, para poder laburar va a tener que llenarse de papelitos de cursos, jornadas, congresos y demás”. “No se da cuenta que la medicina antes era una profesión liberal, ahora va a ser un empleado más, en las empresas toman al que más barato les resulta, al mérito ya nadie lo tiene en cuenta”, etc., etc. ¿Cuales podrían ser los principales motivos que motivan esta insatisfacción de los médicos en su práctica? Sin duda, que hay varios factores comunes que influyen en este hecho más allá, como señalé, que muy probablemente existan diferencias entre los profesionales de países con distinta estructura en la atención médica. Tomando como referencia los datos de Zuger podemos señalar que en EE.UU. el cuidado gerenciado (medicina prepaga) era la causa más frecuente (75% en la encuesta de 2001) y luego los aspectos legales (62% en la encuesta de 2003). Asimismo, podemos agregar varias otras causas, entre otras, las mayores expectativas y exigencias de los pacientes que motiva una discrepancia entre lo que el paciente pide y lo que podemos hacer, la cada vez mayor burocracia, los cambios en el rol del médico que ya no puede poner los intereses del paciente por encima de todo debido a la exigencias del sistema, que lo sitúa en la inaceptable posición de “doble agente”. Esto altera en forma mayúscula la relación con el paciente y produce, entre otros varios trastornos, el muy escaso tiempo de la consulta. En los EE.UU., datos de la década del 90 señalaban que los médicos presionados por las directivas de las organizaciones, dedicaban un promedio de 8 minutos a la consulta, la mitad del tiempo de una década atrás. En un estudio donde se encuestó un importante número de pacientes, mediante preguntas sobre cuales eran sus deseos y prioridades acerca de la medicina, la respuesta más frecuente fue: “que el doctor me escuche y no me esté apurando” (Br J Gen Pract 1998;47:1507). Uno de los tantos problemas que ocasiona la reducida escucha de lo que los pacientes intentan vanamente decirnos, es el de llevar a muchos médicos a solicitar estudios innecesarios, con la creencia que su realización permite mejores diagnósticos o solo para “cubrirse” de eventuales demandas legales. Varios pacientes sanos pasan por una odisea al tener que realizar múltiples análisis y estudios con los temores de que a lo mejor “le encuentren algo serio”. Parecería que para algunos médicos “los sanos son enfermos insuficientemente estudiados” situación denominada el síndrome de Ulises, probablemente por “La Odisea” (Gonorazky S. El síndrome de Ulises. Arch Argent Pediatr 2006;104:80). Justifica que me extienda brevemente acerca de la influencia de la “era tecnológica” que con su desarrollo apabullante ha creado beneficios y perjuicios. Los cambios sociológicos de esta era amenazan la figura del médico; hay una fuerte tendencia a someterse a la técnica o a lo exacto, en lugar de utilizarla y no se tiene en cuenta que el hacer médico no concluye en los límites científicos. Hans Jonas, filósofo alemán, nos dejó esta profunda reflexión filosófica: “en aras de la autonomía humana, de la dignidad que exige que nos poseamos a nosotros mismos y no nos dejemos poseer por nuestra máquina, tenemos que poner el desarrollo tecnológico bajo control extratecnológico”. El inadecuado uso de la tecnología, hace que varios de los médicos estemos convencidos que la medicina pasa solo por su columna científica y dejamos de lado la otra columna, el humanismo, que lamentablemente se está abandonando. Es necesario tener en cuenta que saber medicina no es lo mismo que saber qué es la medicina. José Saramago escribió en 2004 una excelente reflexión sobre la crisis del humanismo en el mundo actual: “Hay una pérdida de las humanidades en beneficio de la información y el conocimiento técnico, que ha llevado a un abandono, a una indiferencia de la comunicación oral y un empobrecimiento del lenguaje. Si uno pierde las palabras que designan los sentimientos y las emociones; si uno se olvida de la palabra “amor”, a lo mejor llegará el día en que no se sabrá que significa”. Finalmente, deseo enfatizar que detrás de todos estos motivos que he señalado como relacionados a la insatisfacción en la práctica médica, se encuentra un aspecto que forma parte de la génesis de esta situación y de los múltiples problemas que ocasiona. Me refiero a la frustración del médico que, a mi juicio, es probablemente la principal causa subyacente en este proceso. Ella representa un grave problema ya que significa la pérdida de uno de los pilares de nuestra profesión, la motivación, que es lo que nos lleva a estar interesados en el paciente y sentir la gran satisfacción de ayudarlo. La frustración no nos permite poder realizar las acciones que habíamos idealizado y por lo tanto perdemos las metas, tanto científicas como humanísticas, por lo cual la atención de los pacientes ya no será lo que era antes. Es por eso que ante esta situación se dice que hay “dos víctimas”: los médicos y los pacientes. Dejo otra frase, esta vez de Karl Jaspers, que como médico y filósofo describió como pocos los avatares de la profesión médica y ya en la década del 50 señaló los cambios crecientes que la estaban alterando profundamente. En una de sus reflexiones para combatir la frustración y el descreimiento, Jaspers escribió en 1953 algo que hoy sigue teniendo plena vigencia: “Todo médico enfrenta varios peligros interiores, frustración, escepticismo, descreimiento. Solo los puede superar si confía en algo incondicional: toda asistencia entre seres humanos, todo acto de amor, la mera bondad, tienen un peso insustituible. A través de esto logrará la satisfacción espiritual de ser médico”. |
jueves, 16 de junio de 2011
"Historia Clínica"
IntraMed | ||||||
Sinopsis de Historia Clinica San Martín, Perón, Jesús, el Che, Alejandro Magno, Evita, Borges, Napoleón, Alfonsín y Kirchner son los diez pacientes que el doctor Daniel López Rosetti examina en este libro. A través de sus historias clínicas, los lectores podrán viajar en el tiempo para adentrarse en la historia de estos seres humanos que hicieron Historia. Lejos del bronce y del mármol, estos personajes de carne y hueso padecieron enfermedades que marcaron sus trayectorias. "La historia clínica es un modo de abordar la historia de las personas. Implica conocer a ese personaje desde una óptica integral, una visión abarcadora de sus aspectos físicos y emocionales, una suerte de esfuerzo para realizar un diagnóstico retrospectivo, diferido en el tiempo, que nos permita acceder a su intimidad a través de un pretexto médico". Daniel López Rosetti. Prólogo de Felipe Pigna ¿Qué tienen en común Jesús, el Che, Napoleón, San Martín y toda la serie de notables personajes de la Historia cuyas historias clínicas constituyen el núcleo de este libro? Su condición de seres humanos que los aleja de lo sobrenatural y nos recuerda que todos ellos fueron pacientes, o mejor dicho, impacientes padecientes de enfermedades que de alguna manera marcaron sus vidas y condicionaron sus muertes. Al hombre público no sólo se le perdona el no ocuparse debidamente de su salud, sino que en una visión muy particular de lo humano, se valora ese “estoicismo” —que encubre en no pocos casos cierta omnipotencia— de postergarse generalmente por entregarse a su pasión política o artística. Esto forma parte de la construcción del mito del héroe, tan apreciado en Occidente. Cada uno de los personajes “atendidos” por el doctor Daniel López Rosetti tuvo una relación particular con sus males médicos y jugó hasta donde pudo con el delgado límite entre la vida y la muerte. Sobre la misteriosa muerte de Alejandro Magno, el autor del libro que usted ha comenzado a leer y no podrá abandonar, arroja realmente una información novedosa y valiosísima, aportando, a 2.333 años de su muerte, el análisis de los últimos avances de la medicina, permitiéndose dudar de la clásica versión del envenenamiento —muy poco probable por las rutinarias medidas de seguridad que se tomaban en su entorno— sugiriendo que pudo haberse debido a enfermedades endémicas presentes en las zonas de sus conquistas. Toda una tradición iconográfica ignoró a aquel entrañable, a todos los que antes y después del entrañable Antonio Machado reclamaron recordar al Jesús que anduvo en la mar y no al que murió en la cruz, y por lo tanto la asociación del Nazareno con el instrumento de tortura que lo llevaría a su muerte es inevitable a tal punto que se ha convertido en el símbolo de su credo. Pero muy pocos de los que portan el símbolo cristiano conocen las implicancias clínicas —descritas científicamente en este libro— de aquel horroroso castigo impuesto por el Imperio Romano en sus dominios y la aplicación de los conocimientos anatómicos para aumentar el dolor del condenado y prolongar su martirio. Es imposible recordar a Napoleón despojado de sus males y de las conspiraciones de sus captores que rodearon su estancia obligada en Santa Elena, desde su derrota definitiva en 1815 hasta su muerte en 1821. Aquel hombre increíble, que inspiró a Beethoven a componer su Heroica, cambió el mapa de Europa y, sin quererlo, encendió la chispa de las revoluciones latinoamericanas; aquel que convirtió a la Francia Revolucionaria en un Imperio, seguía siendo, sin embargo, un personaje incorrecto, molesto para los nuevos amos del mundo. De allí que se pensara con cierta lógica en la posibilidad del envenenamiento como causa de su muerte. El lector encontrará otra versión de la historia de la mano de especialistas médicos del siglo XXI. Cierta historia machista intenta disimular la abultada historia clínica de José de San Martín, suponiendo que un héroe nacional no puede enfermarse y mucho menos cruzar parte de la cordillera en camilla. Los que no comulgamos con este enfoque fascistoide creemos que lo ennoblece y lo engrandece el haber emprendido semejante hazaña justamente en las condiciones en que lo hizo. En las páginas siguientes el lector encontrará un interesantísimo material que lo asombrará y lo acercará aún al querido Don José. Ernesto Guevara de la Serna, el “Che”, fue además de todo lo que sabemos sobre él, asmático y médico, y estos dos elementos le dan un interés extra a su vida para un libro como el presente. Hay datos muy precisos sobre cuándo comenzaron sus padecimientos asmáticos y cómo esta enfermedad influyó en su carácter, su temeridad y su relación con la muerte. Es en el capítulo de Perón donde se confirman las excelentes dotes de investigador de Daniel López Rosetti, obteniendo una información exhaustiva sobre la vinculación de los sucesivos infartos del Perón del regreso y la situación política nacional, y sobre los oscuros últimos días del general, aportando una información novedosa. Como en el resto de los capítulos, aporta la actualización de los conocimientos médicos para entender mejor las causas últimas de su muerte bajo la sombra del brujo López Rega. Hay una increíble paradoja, la ceguera de Borges, que es analizada detalladamente en sus causas, desarrollo e implicancias. Nos adentraremos en el oro de los tigres y en ese mundo de sombras amarillas. La historia reciente está presente en dos de sus más notables protagonistas, Raúl Alfonsín y Néstor Kirchner, en los que se destaca el entrecruzamiento entre sus historias clínicas y lade nuestro país. Este interesantísimo trabajo se ocupa, como ningún otro hasta el presente en nuestro medio, de las historias clínicas de estos notables personajes. Su autor nos propone un apasionante viaje por la historia sumamente instructivo para los que no somos médicos, porque en la descripción entendible de las distintas patologías aprendemos sobre ellas por un camino original y atractivo. Vale la pena destacar la seriedad con que está escrito este libro en el que Daniel abandona deliberadamente las elecciones efectistas o amarillistas prefiriendo en los casos dudosos la formulación de hipótesis científicas a la exposición de conclusiones que no lo dejan satisfecho. Felipe Pigna La muerte de Jesús (fragmento del libro) Jesús, luego de los días de detención, es sometido al suplicio de los latigazos y la corona de espinas. Su condición clínica ya era crítica. Sin embargo, lo peor sucedió ese viernes a las nueve de la mañana, cuando lo crucificaron. La condición clínica de una persona crucificada es cardiovascularmente comprometida. Por un lado, el intenso dolor del suplicio y la crucifixión producen disminución refleja de la presión arterial. A su vez, la pérdida de sangre por las lesiones de los latigazos, las espinas y el trauma de los clavos en ambas muñecas y pies condiciona también una disminución de la presión arterial por hemorragia. El corazón presenta un incremento en los latidos. Esta taquicardia busca compensar la disminución de la presión arterial. Este cuadro de hemorragia, disminución de la presión arterial y taquicardia condiciona el llamado “shock hemorrágico”. Se trata de una insuficiencia circulatoria donde la llegada de sangre oxigenada a los distintos órganos y tejidos se encuentra muy comprometida. De tal modo, los órganos nobles —tales como el cerebro, los riñones, el hígado y el propio corazón— reciben poca sangre y en consecuencia poco oxígeno, con lo cual se dificulta su funcionamiento. Este “shock hemorrágico” se asocia también a un “shock neurogénico”. En este último, los vasos sanguíneos, principalmente las arterias, se dilatan por un fenómeno nervioso reflejo provocado por el intenso dolor de la crucifixión. Como consecuencia directa, la presión arterial baja. En este estado de colapso cardiovascular la piel se encuentra pálida, fría y sudorosa. La disminución de la presión arterial impide que los riñones funcionen correctamente, por lo que pierden su capacidad para filtrar la sangre produciendo una insuficiencia renal aguda. Como consecuencia, se acumulan sustancias tóxicas en la sangre. El shock circulatorio, asociado a la acumulación de sustancias tóxicas en la sangre, produce alteraciones neurológicas con modificación del estado de la conciencia (estupor, mareos y adormecimiento). A todo esto, el esfuerzo por respirar es intenso y dificultoso. Jesús debía “literalmente” pararse sobre el clavo de sus pies para poder respirar. La frecuencia respiratoria normal es de 12 a 14 respiraciones por minuto. Jesús, a esta altura de la condición clínica, debía respirar 30 o 40 veces por minuto en un intento por compensar la falta de aire y la insuficiencia circulatoria. Los movimientos respiratorios eran rápidos pero muy superficiales. Claramente la respiración era insuficiente. Como resultado, la cantidad de oxígeno en sangre era baja y como contrapartida aumentaba la concentración de anhídrido carbónico (CO2). Esta acumulación de CO2 es muy tóxica y da un color azul-violáceo a los labios y a los extremos de los dedos. La entrada de aire a los pulmones era cada vez más dificultosa hasta hacerse mínima. A esta altura también se presentaban problemas metabólicos. La acumulación de anhídrido carbónico y la insuficiencia renal y respiratoria terminan por producir “acidosis metabólica” (acumulación de ácido en la sangre). La acumulación de la hemorragia, el colapso circulatorio y neurogénico, la disminución de la presión arterial, la insuficiencia renal aguda, la acidosis metabólica y, en última instancia, la asfixia por falta de oxigenación de la sangre y la incapacidad de eliminación del anhídrido carbónico de la insuficiencia respiratoria, termina en arritmias cardíacas severas, que condicionan el paro cardiorrespiratorio. Así murió Jesús hace más de 2.000 años, a las tres de la tarde de un viernes. Certificado de defunción
Daniel López Rosetti es médico especialista en clínica médica y cardiólogo universitario egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Se especializó en el diagnóstico y tratamiento del síndrome del estrés. Es profesor titular de la cátedra de Psicofisiología de la carrera de Psicología de la Universidad Maimónides; director del curso universitario de Medicina del estrés y Psiconeuroinmunoendocrinología clínica de la Asociación Médica Argentina y coordinador del gabinete de Medicina del Estrés y Psicobiología del Hospital Central Municipal de San Isidro. Es presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés (SAMES); miembro titular de la Asociación Médica Argentina; miembro de la Sociedad Argentina de Cardiología y de la Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS). Es fellow del American Institute of Stress (Nueva York). Participa como disertante en congresos médicos locales e internacionales y publicó numerosos trabajos sobre su especialidad. Fue médico residente de clínica médica y docente de la I Cátedra de Fisiología Humana de la Facultad de Medicina de la UBA. Presidió el I y el II Congreso Argentino de Medicina del Estrés, celebrados en la ciudad de Buenos Aires en 2001 y 2005. De su autoría son los libros Estrés, epidemia del siglo XXI, El cerebro de Leonardo y El estrés de Jesús. Es columnista sobre temas médicos de Telefe Noticias y de Radio Mitre.
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jueves, 31 de marzo de 2011
Recuerdos de Santo Domingo- Postal
Al ver esta postal, cortesía de esas maravillosas interacciones desde Twitter, me dio la curiosidad de investigar un poco del origen de las postales, para mi sorpresa solo habían pasado 55 años de la primera impresión de las postales, cuando alguien al parecer de nacionalidad francesa, enviaba desde nuestro Santo Domingo, esta hermosa postal.
- Se cuenta que cansado de escribir felicitaciones a mano, el británico Henry Cole tuvo la idea, en 1843, de imprimir postales con un dibujo navideño, origen de una costumbre que genera miles de millones de envíos cada año.
Aunque se cree que Henry Cole mandó imprimir cerca de un millar de postales para enviar a sus conocidos y amigos, solo se conservan una decena de ellos, una de las cuales se subastó el año pasado por 14 mil 700 dólares.
La que está en poder de la Universidad de Dallas fue adquirida en el año 1982, y según explica en un comunicado en su página web, está firmada por el propio Cole y remitida al artista que hizo el grabado para su impresión, John Thompson.
Henry Cole encargó el diseño de la postal a un ilustrador amigo suyo, el pintor londinense John Calcott Horsley (1808-1882), que elaboró un dibujo con una escena de una familia reunida en torno a la mesa, con la leyenda "Una Feliz Navidad y un Feliz Año para usted".
Esta litografía causó una cierta controversia en aquella época de la Inglaterra victoriana, pues la escena muestra en primer plano a un niño tomando un sorbo de un vaso de vino.
Según la investigación que ha desarrollado la Universidad, Cole -al que también se le atribuye la autoría de libros de Navidad- mandó imprimir más postales de la que necesitaba, con la intención de vender el resto.
De hecho, existe constancia de que cada postal se vendió por un chelín, una cifra que solo se podían permitir las familias acaudaladas de Londres.
La celebración festiva de la Navidad floreció en la Inglaterra victoriana en la mitad del siglo XIX, por influencia del marido de la Reina Victoria, el príncipe Alberto, quien además era amigo de Henry Cole.
El príncipe Alberto introdujo muchas costumbres de las tradición alemana, como por ejemplo la de adornar un abeto en Navidad.
No obstante, la costumbre de enviar tarjetas navideñas no proliferó en Inglaterra hasta la década de 1860, cuando los avances de la impresión en color bajaron los costes de las postales y las hicieron asequibles al público en general.
martes, 15 de marzo de 2011
Exposición nuclear podría afectar la cadena alimenticia
domingo, 6 de marzo de 2011
Miss Saigon
Miss Saigón es una adaptación de la ópera escrita por Giacomo Puccini, Madame Butterfly. La historia es muy similar a la ópera, y cuenta la trágica historia de un romance entre una Asiática abandonada por su amante de Estados Unidos.
La trama está situada en Saigon, en la década de 1970, durante la Guerra de Vietnam.
La obra se estrenó en 1989 en el The Theatre Royal de Londres.
Miss Saigón, es el musical más caro y espectacular de la historia de Broadway