domingo, 10 de junio de 2012

A partir del Pigmalión


Una vez una mujer muy hermosa le envió una carta a Bernard Shaw, un escritor teatral Irlandes de mediados del 1800 y 1900, quien para entonces fue la primera persona en haber ganado durante su vida un Nobel (literatura) y un Oscar (en la categoría de mejor guión, por Pigmalión); esta mujer le escribió proponiéndole que tuvieran un hijo. De esta forma el niño tendría la belleza de ella y la inteligencia de él. Pero el dramaturgo no aceptó la propuesta alegando que el niño podría heredar la belleza de él y la inteligencia de ella.
Esta anécdota puede ser real o no pero sobre todo está basada en el Pigmalión que tiene su origen en un mito Griego, en el que un Rey y Escultor llamado Pigmalión, se enamoró de una de sus creaciones: Galatea. A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva; entonces la diosa Afrodita al ver el amor que éste sentía por la estatua, que representaba a la mujer de sus sueños, le dio vida. Pigmalión estaba feliz, la amó y se casó con ella. Tuvieron un hijo pero ella tenía un corazón frío (de piedra) y una mente vacía, por lo que se separaron.

Amigas y amigos, en verdad genéticamente heredamos mucho de nuestros progenitores y antecesores familiares, todos tenemos una identidad propia, que vendrá en parte genética, socio ambiental y cultural, pero sobre todo cada uno tiene la potestad y responsabilidad de moldear y crear esos rasgos propios, esa imagen respecto de si mismo, que luego se expresará ante los demás.
Es por eso que en el efecto Pigmalión, se habla de efecto positivo y negativo, pues si nuestros deseos y pensamientos sobre nosotros mismos son negativos, si nuestro entorno es negativo, nos asociamos con personas poco positivas, leemos, vemos o escuchamos programas negativos, entonces estaremos creándonos una identidad negativa y talvez falsa, y no menos estaremos formando hijos sin identidades propias y por ende nuestra sociedad carecerá de una identidad sana, que se traduce como una falta de cultura. 

Así como Pigmalión, creo una Mujer perfecta fisicamente y de tanto desear se materializó, así podemos moldear nuestra identidad, pero al igual que el ingenioso Escultor, podemos olvidar que no solo es hacia fuera, sino que necesitamos trabajar el interior. Darle vida a lo inanimado es como una sonrisa hermosa que cautiva y contagia, dejando de ser un simple gesto facial.

Decía, Elliot Gould:
                                                                                                                                                                              



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