Las vivencias son y serán la diferencia para tener una opinión más certera sobre los hechos, digo esto porque hasta hace un año yo pensaba que el Baseball aunque era algo estresante para aquellos pocos que logran la fama y frustrante para la gran mayoría que ven destronado los sueños que dejan entre el polvo, los lanzamientos, bases robadas y bolas capturadas de cada jovencito y hasta sus familiares quienes en países como el nuestro cifran sus esperanzas en conseguir un bono; pero aun teniendo conocimiento de esto, no sabia yo en realidad lo que era el proceso de lo que llaman en busca de la firma.
Desconocía que no bastaba con el talento y la disciplina, y es que como todo en este mundo en este deporte también se vive la mezquindad, lucha de poderes , el aprovechamiento de los que tienen poco recursos y la suspicacia que se ha creado para con estos jóvenes debido a las experiencias negativas con muchos casos donde se falsifican edades y otros datos; todo esto le puede cambiar la vida a un joven y su familia cuando inicia el recorrido que lo puede llevar a ser parte de uno de los equipos de Baseball con lo que su mayor parte de vida ha soñado.
Miguel Sanó fue un ejemplo de esto y teniendo que vivir de cerca esta experiencia me hizo reflexionar que todo sigue resumiéndose a tener perseverancia, pues un Joven de 16 años que pudo haberse desplomado con todos los tropiezos que han enfrentado por tres largos meses, manifestaba en cada juego que no estaba dispuesto a dejarse vencer.
Mi perspectiva hacia estos deportista cambia de ángulo al comprender que elegir este deporte es elegir un empleo mejor pagado, que no deja de ser tan extenuante, estresante y exigente como cualquier otro, aunque tan satisfactorio como el que más a la hora que se reconoce el talento y esfuerzo, como estoy segura impera hoy en la familia Sanó.
Dra. Ángela Bello
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